viernes, 14 de diciembre de 2007


"El desierto -dice Las Casas- había tenido siempre para el Emperador un atractivo particular... Se complacía en hacer observar que Napoleón quiere decir León del desierto. ¿En qué lengua? Lo ignoro. Pero es indudable que este espejismo de su imaginación constituye una realidad profunda. Él mismo era el desierto, haciendo en torno suyo, vivo o muerto, un desierto tan vasto que los hombres de toda la tierra no podrían llenarlo y que su multitud aparecería en él como nada, bajo el ojo de Dios, en el silencio del espacio."

"No se puede comprender nada en Napoleón mientras no se le vea como a un poeta, un incomparable poeta en acción. Su poema es su vida entera y no hay quien la iguale. Pensó siempre como poeta y no pudo obrar sino como pensaba, ya que el mundo visible no era para él otra cosa que un espejismo."

"El alma de Napoleón", Léon Bloy

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