miércoles, 27 de agosto de 2008

"Entendemos lo pavoroso como aquello que nos arranca de "lo familiar", es decir, de lo doméstico, habitual, corriente, inofensivo. Lo pavoroso no nos permite estar en nuestra propia casa. En esto reside lo que subyuga. Pero el hombre es lo más pavoroso, porque no sólo se conduce en medio de lo pavoroso así entendido, sino porque sale o se evade de los límites que, al comienzo, y la mayor parte de las veces, le son habituales y familiares; porque él, entendido como el que hace violencia, trasgrede los límites de lo familiar, siguiendo, justamente, la dirección a lo no-familiar, de lo pavoroso, concebido como lo que subyuga."

Martin Heidegger
Introducción a la Metafísica,
Cap. IV, Sec. 2
1936

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