Me ocurría a menudo no hablar por temor a traicionarme. Cuánto hecho de menos todas mis pequeñas manías. Huérfanas manías.
Cuánto miedo a no decirlo todo en sólo un par de palabras.
Desde ayer pienso que su interés por Horacio pudo no ser auténtica sino una estratagema. "Mira, te señalo con el dedo a Horacio, ¡míralo, míralo!". Si es cierta la idea que me ronda he tardado exactamente 39 meses en descubrirla.
39 meses es la cifra de la velocidad de este demediado intelecto.
sábado, 14 de marzo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario