lunes, 14 de abril de 2008

Cuentan que en la secta de los masajeadores de culos celulíticos una señorita se atrevió a preguntar cuántos sumaban los dedos de la mano. Nunca más se supo de ella. Los masajeadores de culos celulíticos guerrean a muerte a sus enemigos: los pitagorinos.

Un masajeador de culos celulíticos reconstruye en su imaginación cualquier trasero, sea cual sea la tela bajo la que se escondan.

Los masajeadores de culos celulíticos adoran al Junco Sagrado. El Junco Sagrado imita el movimiento cimbreante de una cadera libérrima.

1 comentario:

Anónimo dijo...

en serio? cualquier culo...es una secta muy grande o solo entran los elegidos? una mujer puede masajeadora de culos masculinos?
Ligeia