domingo, 6 de abril de 2008

A su alrededor. El cociente de casualidad queda reducido a causalidad premeditada mientras te envanece con un disfraz de divinidad. Llegas a preguntarte por tu propia existencia en medio de los bandazos del Viento contra las ventanas de la casa de madera. En carne viva me dispongo a correr. Caminando semidesnudo por el desastre de una rambla, escopeta en mano por si nadie agacha la mirada al verte. La rabia impele a morder al viento. Osa tocarte sin avisar. Y yo busco razón para todo, como ella me enseñó.

nihil est sine ratione

No hay comentarios: