sábado, 26 de abril de 2008

"La vida fáctica no es, de acuerdo con su constitución ontológica, un proceso, ni la muerte es una interrupción de este proceso que tenga el carácter de una ruptura fortuita. La muerte es para la vida fáctica algo inminente, algo que la coloca ante un hecho ineludible. La vida es tal que su muerte siempre está presente de algún modo para ella; la vida es tal que siempre tiene a la vista su muerte, incluso cuando rechaza y reprime el "pensamiento de la muerte". La muerte se presenta precisamente así como el objeto del cuidado, saliendo al encuentro en su aspecto más persistente e inminente como una modalidad de la vida misma. La forzada despreocupación del cuidado de la vida por su muerte se consuma en la huída hacia los quehaceres mundanos. Sin embargo, el hecho de apartar la vista de la muerte, lejos de facilitar una comprensión de la vida en sí misma, se convierte más bien en un modo en el que ésta evita el encuentro consigo misma y con su verdadero carácter ontológico. El hecho de tener ante sí la inminencia de la muerte, tanto en la huída hacia los quehaceres mundanos como en la inquietud a la que se aferra [la vida], es un elemento constitutivo de la estructura ontológica de la facticidad. Cuando toma posesión de la muerte y asume su certeza, la vida se hace visible en sí misma. La muerte, entendida de esta manera, ofrece a la vida una perspectiva y la conduce constantemente ante sus presente más propio y ante su pasado, un pasado que dimana y brota de la vida misma."



Martin Heidegger
Interpretaciones fenomenológicas sobre Aristóteles
[Informe Natorp]

No hay comentarios: