miércoles, 12 de marzo de 2008

Lloro como un guerrero

Escuchadme ahora bien.

Y que quede esto claro en el proceso:
Muero como un soldado,
lloro como un guerrero.

Y lloro con los hombros,
con las uñas,
con el sexo,
con los músculos,
con las entrañas
y con el cerebro
para romper tabiques,
placentas,
términos,
lenguajes,
sepulcros,
tinieblas
y silencios.

Mi llanto no es gemido
no es hipo ni moqueo
de velorio. Yo no
lloro por los vivos ni los muertos.
Mi llanto es un designio,
una ley... la ley salvadora del esfuerzo.
Y sé que hay orden en mis lágrimas
como lo hay en la nube,
en el humo del horno
y en la sombra del vientre materno.
Y que el llanto, roto el salmo y hecho grito y blasfemia,
es como el trueno,
el crepitar del pan
y el empujón oscuro de la vida para romper la cáscara
del huevo.

Míos son el pecado y la caída.
Y esas lágrimas
y esa baba epiléptica
y esas gotas de angustia
y esas manchas de sangre sobre el suelo,
como monedas escapadas
de la bolsa rasgada de mi cuerpo,
estan ahí para pagar mis deudas...
unas deudas antiguas y unos réditos.

Lágrimas,
lágrimas,
lágrimas...
el dinero del pacto,
el tesoro del arca,
el precio de la luz...
¡el rescate orgulloso de la Esclava!.

León Felipe
Ganarás la luz

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es el pc de la facultad que da asco o no puedo leer nada, salen simbolitos raro... Un saludo. Ligeia

Napoleón Lasagabaster dijo...

Pega el texto en otro documento y cambia los caracteres.
Saludos elfa escondida.