lunes, 17 de marzo de 2008

Los dos mundos (fragmento)

Ésta es la exégesis heroica,
la exégesis prometeica,
escuchad:
Hay que salvar al rico, hay que salvarle de la dictadura de su riqueza,
porque debajo de su riqueza hay un hombre que tiene que entrar en el reino de los cielos,
en el reino de los héroes.
Pero también hay que salvar al pobre
porque debajo de la tiranía de la pobreza hay otro hombre que ha nacido para héroe también.
Hay que salvar al rico y al pobre.
Hay que matar al rico y al pobre para que nazca el hombre.
El hombre, el hombre heroico es lo que importa.
Ni el rico
ni el pobre
ni el proletario
ni el diplomático
ni el industrial
ni el comerciante
ni el soldado
ni el artista
ni el poeta siquiera, en su sentido ordinario, importan nada.
Nuestro oficio no es nuestro destino.
"No hay otro oficio ni empleo que aquel que enseña al hombre a ser un héroe."
El hombre heroico es lo que cuenta.

El hombre ahí,
desnudo bajo la noche y frente al misterio,
con su tragedia a cuestas,
con su verdadera tragedia,
con su única tragedia...
la que surge, la que se alza cuando preguntamos, cuando gritamos en el viento:
¿Quién soy yo?
Y el viento no responde... Y no responde nadie.
¿Quién soy yo?... Silencio... Silencio.
Ni un eco... ni un signo...
¿Quién soy yo?
Silencio... silencio... Otra vez el silencio.
León Felipe
Ganarás la luz


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