jueves, 8 de mayo de 2008

Jackson Pollock

Estuve en una fotocopiadora universitaria después de mucho tiempo. Recordé mi orgullosa habilidad de reconocer a opusinas esperarando en una cola en medio del lumpen-proletariado. La manera en que los gerentes remueven el taco de folios para despegarlos unos de otros. Olor a tinta. Sensación pesada de tiempo infinito. E indiferencia. Y vacío. Durante algunos momentos creí atisbarlo en el botón metálico de la puerta grande de una, pero ni rastro de "yo" por ningún lado.

Algo me dice que será necesario un martillazo contra la campana hasta que suene más allá de sí misma.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

opusina¿?

Weno me quedé sin pc hasta la semana que viene...Saludos

Napoleón Lasagabaster dijo...

Del Opus Dei.