lunes, 14 de enero de 2008


"Después... siempre se abrazan. El animal hinca su sudorosa frente en su mejilla, y permanecen en la osucridad durante una hora como una pareja de amantes. Y de entre estas cosas sin sentido sigo pensando en el caballo, no en el chico, en el caballo y en sus deseos ocultos. Sigo viendo esa enorme cabeza besándole con su boca encadenada empujando a través del metal algún deseo que nada tiene que ver con saciar el hambre o propagar su especie, ¿qué deseo puede ser? ¿no seguir siendo caballo? ¿no seguir para siempre bajo el dominio de sus ataduras genéticas? ¿es posible en ciertos momentos inimaginables para nosotros que un caballo pueda asumir todos sus sufrimientos, los continuos tirones y golpes que forman parte de su vida cotidiana y convertirlos en tristeza? ¿de qué le sirve la tristeza a un caballo?"

Equus, de Peter Shaffer
Película dirigida por Sidney Lumet

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