Los jugadores

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Martín juega a los dados con Federico a perder o perder
los dados están trucados ya de antemano, no se engañan
saben que la obligación es morir
y a morir juegan
no se disputan la túnica del crucificado
ni eligen al nuevo apostol
lo que hacen es jugar por el corte del traje
y el color del luto
y rezan porque sea un día soleado
ese día.

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Agarran la tierra en la que desean ser enterrados
mientras el juego se lo permita
y la dejan resbalar por su mano al suelo
y anonadados miran tristes ambos porque todo se le antoja montoncitos de polvo
ya de antemano ni la tierra es dura para enterrar fantasmas
que los dados terminarán de rodar hoy o mañana
que el tiempo depende de la dureza de los cubos agujereados
y la resistencia del suelo
y la violencia de la mano infantil con que son lanzados
ellos quietos e inertes.

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