miércoles, 23 de enero de 2008

Hace unos días que he llegado a una conclusión: mis años de aislamiento se deben al impulso inconsciente de recuperar la naturalidad de mi infancia de niño tirano y repelente. La espontaneidad fue diluyéndoseme al mismo ritmo que trataba de proteger a mi sufrida madre de sus propios fantasmas. Cuando estaba solo, fuera ya de su influencia, me decía: llegarás a ser más animal... Tardé demasiado en darme cuenta que el único fantasma era ella. Y que todos los hombres espectrales son seres resentidos.

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