sábado, 11 de octubre de 2008

-

Ana, la de las manos doradas, tenía una relación peculiar con su propio cuerpo. Cuando encogía sus piernas sobre la silla paraceía una niña de 15 años. Pero cuando se levantó aquella tarde a bailar con la camiseta del pijama anudada al ombligo parecía una vieja chocha decadente -¡qué imagen horripilante!-. Es decir, cuando estaba sentada y recogida tenía 15, pero cuando se ponía a bailar su edad se expandía (y se expandía y se expandía) y ella parecía tener 300 o 400 años. Vertiginoso. Hubiese sido interesante comprobar la edad de la bella Ana en otras situaciones. Por ejemplo la edad de Ana cuando iba al water, o la edad de Ana hablando con su psiquiatra. O la edad de Ana negándose a tomar la medicación, o la edad de Ana medio loca porque los guardias jurados quieren atarla a la cama (éstas dos últimas situaciones no se dieron nunca).

-

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"...bailar con la camiseta del pijama anudada al ombligo..." ¿Por qué parecía mayor? Y ¿Por qué es horripilante que se levante a bailar?
Nadie tiene la edad que aparenta.

Napoleón Lasagabaster dijo...

1ª pregunta: porque saco todo el instinto de IMSERSO que llevaba dentro.
2ª pregunta: no es horripilante que nadie baile. Cuando se levantó su apariencia cambió muy muy rápido.

Igual ella era muy guapa y sus manos fueron lo único bello que vi allí en tanto tiempo.