sábado, 27 de diciembre de 2008

Perdí algunas restricciones para hablar cuando ya no tenía casi nada que decir. Si tengo presente que coexisten dos tendencias contrapuestas habitando en mí: una, la de tener que decir lo poco que me queda por decir, y otra, la de la conciencia de lo poco que me va quedando por decir, me parece obvio que llegaré a un punto de consunción en el que ya nada quedará por decir ni podrá ser dicho, más que "adiós" y "hasta mañana".

No hay comentarios: